"Los productores se han visto obligados a elegir entre un mal mayor y un mal menor, porque por hacer el tacto se rompen las instalaciones, o para vacunar hay que andar moviendo animales debilitados. En otros casos directamente no se ha podido entrar al campo, ni hablemos de sacar hacienda para comercializar", afirma el Dr. Alejandro Frontini, veterinario.

"Creo que la mejor síntesis que se puede hacer de lo que está pasando, y tratando de ver el lado positivo, es que es un buen año para improvisar y apelar a la imaginación que caracteriza a la gente de campo", sostiene, ya que el promedio de los productores va teniendo que decidir sobre la marcha las medidas a tomar.

"Hasta que no entrás al campo, no podés ver bien qué hacer. Muchas veces si intenta hacer concentración de hacienda en un lugar relativamente seco, pero el resultado es que esa parte se rompe, se han perdido muchas reservas por pisoteo, y en general los campos no tienen pasto seco, hay mucho rebrote y los remanentes secos los ha lavado el agua", agrega.

Frontini hace hincapié en la cuestión de la obligada inmediatez y la improvisación, que sobre todo afecta a aquellos productores que vienen trabajando de un modo más intensivo, con planificaciones ajustadas, ya que los sistemas más extensivos y con baja carga animal se defienden un poco mejor en tiempos como los actuales.

Tarde para prevenir

El Dr. Alejandro Frontini es un convencido defensor de la sanidad preventiva, y considera que uno de los principales problemas que originó esta situación es la imposibilidad de cumplir con las previsiones sanitarias planificadas en este sentido.

"En muchos lugares no se pudo hacer la vacunación contra diarrea, y ahora ya las vacas están pariendo, pasó el momento. Y no se pudo hacer por problemas de manejo, ya sea por imposibilidad o para evitar inconvenientes mayores", afirma.

Según Frontini, en la generalidad de los campos la hacienda está debilitada, lo cual trasciende el estado de gorda o flaca, sino que viene de muchas incomodidades originadas en frío, agua, falta de lugares secos donde descansar, mala calidad nutricional del pasto disponible, desbalances minerales, y la lista sigue. "Todo este estrés produce un debilitamiento general, y donde bajan las defensas entran las bacterias a hacer lo suyo, aparecen diarreas en todas las categorías, neumonías, y otras cosas que son normales pero que las circunstancias maximizan", agrega.

Primavera en puerta

Aunque las perspectivas de entrada a la primavera son buenas, pues se espera que todo esto deje gran volumen de pasto, Alejandro Frontini llama la atención sobre algunos puntos a tener en cuenta para evitar, hasta donde se pueda, problemas habituales asociados al exceso de agua.

"Hay dos cosas que pueden generar dificultades. En primer lugar, el rebrote verde sin pasto seco acarrea las típicas carencias minerales de calcio o magnesio, que en otros momentos se solucionan hasta cierto punto colocando sal en bateas cerca de las aguadas, pero ahora hay agua por todos lados y los animales no necesitan ir al molino", explica.

"Algunos dan rollos para complementar la dieta, otros algo de grano, y aunque no todos los animales acceden, al menos hay un porcentaje que mejora su condición. La otra cuestión que me preocupa es la eventual aparición de fasciola hepática, que puede traer sus complicaciones si no se desparasita adecuadamente", explica.

Más allá de que Alejandro Frontini hace foco en ver el lado positivo de las cosas ("al menos este año no vamos a tener langosta, se ahogaron todas", sugiere con humor), y si bien reconoce que la situación es complicada en lo productivo y por ende, en lo financiero, recomienda encarecidamente hacer todo lo posible por ganarle la pulseada a las circunstancias desfavorables.

"No hay que bajar los brazos, hay que tratar de encontrar soluciones creativas para mantener la hacienda sana y en buen estado. Aunque no se haya podido hacer el tacto y la hacienda ya esté pariendo, igual hay que volver a planificar el nuevo ciclo de la manera habitual, preparar a los animales para el nuevo servicio, no dejar de lado la sanidad clásica", concluye.