Un "falso Maradona" recauda para ver a la Selección
Tal es el caso de Daniel "Pelusa" González, que arribó hace 18 días desde Las Toninas después de dos días de agotador viaje en micro, para disfrazarse de Diego Armando Maradona en la puerta del Maracaná y de esa forma poder ahorrar para comprar la entrada del partido del debut de Argentina.
González luce la remera de la selección marca Le Coq Sportif con l en número diez en la espalda, el short cortito del ´86 y una peluca que emula la melena enrrulada que solía usar Maradona en los ochenta.
El argentino coloca una tarima en la puerta del Maracaná y espera que los extranjeros se acerquen para sacarse una foto y de esa forma lograr alguna propina.
"Este es mi trabajo, llego al estadio a las 10 de la mañana y me voy a las cinco de la tarde, cuando cae el sol. Lo hago con mucho placer, porque amo a Maradona, de paso conozco gente y si llego con los números me compro una entrada para el partido ante Bosnia", le dijo González a Télam.
Sobre la cantidad de dinero que recauda diariamente, señaló que "al principio me llevaba 50 (250 pesos) reales, pero esta semana comenzó fuerte el clima del Mundial y ando por los 200 o 300".
González, que dice ser artesano, se aloja en un hostel de la zona de Lapa, un barrio de las características del porteño San Telmo, donde abundan la bohemia y el arte.
Otro personaje que se la rebusca para vivir el clima del Mundial y con la ilusión de conseguir un pase para el primer partido de la selección es Daniel Brussa, oriundo del barrio de Saavedra y simpatizante de Boca Juniors y Platense.
Brusa no tienen mucho "make up", él sólo porta una réplica de la Copa del Mundo y la ofrece en la puerta del Maracaná para que los extranjeros decoren la fotografía en la puerta del estadio con el trofeo en las manos.
"No hago más que ofrecer la Copa y me dan buenas propinas. Llegué a recolectar 500 reales un día y pienso quedarme hasta el final del torneo", comentó.
Historias como estas sobran en la previa al Mundial y cada uno hace lo que se le ocurre con tal de vivir de cerca la cita máxima del fútbol.