La controversia en torno a la inyección letal se estuvo gestando en los últimos años después de que los fabricantes europeos, incluído el fabricante de `pentobarbital` -con sede en Dinamarca-, prohibieran a las prisiones estadounidenses el uso de sus medicamentos en las ejecuciones.

Muchos estados lucharon para encontrar estos productos en el extranjero o utilizaron las farmacias de compuestos especializados para crear sustitutos, informó la cadena estadounidense CNN, según despacho de Europa Press.

En 2008 el Tribunal Supremo de Nebraska -último estado en usar la silla eléctrica- declaró inconstitucional la pena de muerte por electrocución y dicha pena quedaba totalmente desterrada en Estados Unidos por ser un castigo "cruel y excepcional".

Sin embargo, aunque la inyección letal es el método de ejecución principal en todos los estados que tienen la pena capital, algunos de ellos permiten que los reclusos elijan si prefieren morir electrocutados, ahorcados o fusilados.