La víctima es una joven también oriunda de Bolivia, de 19 años que se hallaba al frente del local, sin documentación y sin percibir aparentemente sus haberes desde hace tres meses.

Esto lo explicó ayer el subcomisario Marcelo Amaya, titular de la comisaría de la Mujer y la Familia de Laprida, que intervino en el procedimiento.

La dependencia policial tomó contacto con el caso -contó- luego de recibir un llamado de colaboración por parte del personal del Ministerio de Trabajo, referido a la situación que estaría produciendo en un comercio ubicado en la zona céntrica, precisamente en avenida San Martín entre avenida Pereyra y Rivadavia.

Personalmente, el funcionario policial se entrevistó con el encargado de la inspección, quien le manifestó que durante la misma habían constatado que una joven de 19 años, de nacionalidad boliviana, se hallaba al frente del comercio y que entre sus dichos habían observado algunas expresiones que llamaron la atención, como por ejemplo que no tenía documentación y que su patrón no estaba, hasta que más adelante la joven se quebró en llanto.

En el lugar, una vecina, que había iniciado un vínculo con la joven por estar cercana al local y la asistió en este tiempo con alimentos, refirió a la policía que la mujer le había indicado que no cobraba sus haberes desde hace tres meses y que su empleador venía de noche y muy pocas veces a nuestra ciudad.

La Policía, además de cumplimentar las primeras actuaciones y de recibir directivas del Juzgado Federal, trasladó a la joven para brindarle asistencia psicológica y ponerla a resguardo, cumplimentando otros aspectos sobre cuándo había ingresado al país, desde qué lugar y dónde se había radicado hasta llegar a Laprida.

En primera instancia el hecho ha sido caratulado "Averiguación de ilícito" y, establecidas ciertas circunstancias, se analizará si existe la figura de "trata de personas en explotación laboral o ciertas irregularidades en la cuestión laboral, y si se regresa a la joven a su país de origen".

Algunos datos que se han sumado a la causa es que el encargado del lugar -que también sería de nacionalidad boliviana- se hallaría radicado en Darregueira, mientras que el subcomisario Amaya señaló que la investigación avanza y trata de establecer si existe trata de personas y si hubo un engaño o un ardid, y se logra identificar al captador que toma a este tipo de mujeres.

Uno de los datos más firmes es que la joven habría sido traída engañada desde Bolivia, teniendo en cuenta que en su testimonio aduce que hubo una persona o agencia de trabajo que le había ofrecido un sueldo de 300 dólares mensuales, lo que nunca se habría cumplido.