Daniel Puertas

dpuertas@elpopular.com.ar

En torno de esos datos los investigadores formulan las primeras hipótesis sobre los esqueletos hallados en General La Madrid, cerca del arroyo Salado, a la espera de que los antropólogos forenses analicen en profundidad los restos y ofrezcan certezas que puedan orientar las pesquisas hacia terreno más firme.

Aunque la lógica indica que se trata de un doble crimen se han arriesgado otras teorías, como dos peatones arrollados en la ruta y un conductor con la presencia de ánimo y la falta de escrúpulos suficiente como para ocultar los cuerpos y luego escapar.

Esta aventurada conjetura sirve para graficar la ausencia de elementos firmes para elaborar hipótesis de trabajo. Sin embargo, hay al menos un detalle sugestivo: no se hallaron restos de prendas o de calzado. No había ningún elemento que permita asegurar que los cuerpos estaban vestidos al momento de ser sepultados, como podría haber sido la hebilla de un cinturón, elemento metálico que no absorbe la tierra.

Esto es significativo, ya que por lo general los asesinos no se preocupan por desnudar los cadáveres de sus víctimas antes de enterrarlos. Habitualmente no tienen razones para hacerlo, salvo que las prendas contuvieran algún elemento distintivo que podría facilitar la identificación.

De todos modos, no deja de ser extraño. Salvo que por la cercanía con el arroyo se fantasee con la posibilidad de dos bañistas asesinados y sepultados rápidamente por su asesino, que además se llevó las mallas, que suelen tener componentes de nailon.

Se puede pensar también en qué lugares es habitual cargar con poca ropa, como por ejemplo un hospital, establecimientos donde, además, se desnudan los cadáveres.

Pero hasta que la ciencia aporte datos más concretos y ponga un poco de freno a los juegos de la imaginación no habrá más que especulaciones en el aire.

Reconstrucción facial

La ciencia podría combinarse con el arte para intentar reconstruir los rostros de los hombres presumiblemente asesinados. Existe un método para determinar con cierto grado de certeza cómo era en vida el rostro de una persona a partir de las características de su cráneo.

Se la ha utilizado muchas veces para establecer los rasgos de lejanos antepasados del hombre actual o de personajes históricos. Existen técnicas bidimensionales en las que se puede trabajar a mano o con un software especialmente diseñado con ese fin que reconstruyen rasgos sobre una fotografía de la calavera.

Otros trabajan en tres dimensiones, modelando con arcilla u otro material sobre el cráneo. La utilización de un software para reconstruir la imagen tridimensional tiene la ventaja que no se restringe el uso de los restos para otros peritajes.

Que los dos cráneos conserven la dentadura completa permitirá la intervención de los odontólogos forenses, quienes además de estimar la edad de los hombres por el desgaste de sus dientes podrán establecer las técnicas y materiales utilizados en los tratamientos de conductos a los que fueron sometidos alguna vez en vida, datos que pueden adquirir una especial importancia para la identificación.

La herramienta indispensable

La genética forense también tendrá mucho que decir. La extracción de muestras de ADN -que se practica generalmente en los huesos largos como fémur o húmero o en las muelas- y su posterior análisis permitirá establecer datos como la edad o el sexo del individuo sin lugar a dudas.

Posteriormente se podrá comparar el ADN de los restos con los de posibles familiares en caso de que se encuentren personas con allegados desaparecidos y con posibilidades de ser los que fueron sepultados en General La Madrid.

Si se realiza la reconstrucción facial seguramente se difundirán públicamente los rasgos que probablemente tuvieron las víctimas desconocidas, lo que permitiría que mucha gente reconozca o crea reconocer esos rostros y aporte datos a los investigadores.

Hasta ahora no hay denuncias sobre desapariciones registradas en la región que coincidan con las fechas probables de las muertes.

Que sean dos los muertos sepultados apenas a cerca de un metro de distancia uno del otro, aproximadamente a un metro y medio de profundidad, hace pensar en la posibilidad de una ejecución que es algo más que lo que se define en la jerga policial como un "ajuste de cuentas".

Por lo general, en las venganzas se trata de dejar un mensaje, lo que implica necesariamente que los cuerpos deban aparecer. Generalmente los cadáveres son en sí mismos el mensaje.

En este caso se intentó ocultarlos para siempre, objetivo que pudo tener éxito si en ese preciso lugar una empresa no hubiera tenido que realizar un zanjeo antes de que la tierra terminara de absorber los huesos.