Daniel Puertas

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Aunque así evitaron que la Cámara se quedara de nuevo sin falta de quórum y protagonizaran un nuevo papelón, además de dejar sin tratamiento otras cuestiones importantes, como la creación de nuevos juzgados, la consecuencia directa fue el afloramiento de las diferencias internas dentro del oficialismo, ya que el ministro de Seguridad, Alejandro Granados, dejó en clara que su idea de las policías municipales está más cerca de los renovadores que del kirchnerismo puro.

Después de que Granados anunciara que enviará un nuevo proyecto más acorde con sus ideas y con el proyecto original elevado a la Legislatura y modificado en la Cámara baja, el diputado Guido Lorenzino salió a cruzarlo y sostuvo que con el proyecto que fue aprobado por los diputados "las Policías Locales tienen todas las facultades para actuar, para intervenir, para usar el arma".

Mucho más duro fue el diputado de Nuevo Encuentro, Marcelo Sain, quien directamente acusó a Granados de "militar en contra de la ley" y ser "un chirolita de Matzkin".

Para Sain, autor intelectual de buena parte de las modificaciones, Granados "entró en la discusión municipalista y después se puso la gorra".

A la sesión se llegó con una absoluta incertidumbre acerca de lo que podría pasar, pero se sabía que el radicalismo estaba dispuesto a sentarse a la hora de comenzar la sesión y de ser necesario votar en el tratamiento en general una vez más, pero marcharse a la hora de la votación en particular.

Como era posible que el oficialismo consiguiera empatar la votación en particular, con lo que habría definido el vicegobernador Gabriel Mariotto y la ley se hubiera aprobado, el Frente Renovador hubiera tenido que levantarse otra vez y dejar caer la sesión por quinta vez.

Como se sabía desde el principio, sciolistas y massistas ideológicamente están más cerca entre sí al menos respecto de este tema que ambos del kirchnerismo puro, lo que se puso de manifiesto rápidamente apenas concluyó la sesión.

Granados fue muy claro en sus declaraciones posteriores respecto de las diferencias que tiene con los cambios introducidos al texto original y al recordar que su propuesta al Frente Renovador fue que se aprobara tal como está y luego vetar los artículos más controvertidos, lo que hubiera permitido poner en marcha los nuevos cuerpos de seguridad con reglas más cercanas al texto consensuado.

Eso hubiera tenido un costo político interno para el gobernador Daniel Scioli, pero en el oficialismo consideraban que hubiera sido rápidamente olvidado cuando comenzaran a darse los pasos necesarios para que los intendentes tuvieran su propia policía.

Tal como estaban planteadas las cosas, si el proyecto retornaba a la Cámara de Diputados después de que los senadores modificaran algunos artículos, las cosas hubieran quedado de nuevo empantanadas allí, ya que además de las diferencias conceptuales nadie estaba dispuesto a encajar una derrota política.

Nadie sabe qué ocurrirá ahora en la Comisión de Labor Parlamentaria, ya que las posiciones sólo podrían llegar a acercarse en lo referido a la financiación, pero es improbable que se pudieran alcanzar consensos respecto a si el policía local debe ser policía durante las 24 horas o sólo cuando está trabajando, o si debe tener o no facultades para detener por averiguación de antecedentes, una figura cuestionada constitucionalmente.

Para Sain, la idea original de Matzkin era crear un "apéndice" de la Bonaerense que sería rápidamente fagocitado por la fuerza de seguridad provincial, con lo que nada habría cambiado. Más aún, podría llegar a empeorar.

Alejandro Granados dice que reflotará el proyecto presentado por su esposa hace seis años, el que pasó por la Legislatura sin pena ni gloria y que copiaba el modelo de las Policías Locales de España, las que, entre otra cosas, pueden custodiar edificios públicos y controlar el tránsito.

Según el texto con media sanción de Diputados, las Policías Locales bonaerenses sólo pueden estar abocadas a la prevención del delito, con acento especial en la violencia intrafamiliar y de género. Granados insistió en declaraciones reproducidas ayer por medios digitales platenses que él quería policías municipales que nada tuvieran que ver con la Bonaerense, algo que no muchos kirchneristas le creen.

Ahora el proyecto puede descansar hasta la próxima generación en las comisiones del Senado, salvo que un nuevo escándalo protagonizado por efectivos de la Bonaerense ponga de nuevo en debate la necesidad de encarar medidas de fondo para corregir las fallas tradicionales del organismo cuya función es ejecutar una parte importante de las políticas públicas de seguridad ciudadana.