Cacho Fernández

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La actitud de José Eseverri plantea tanta incertidumbre como la de conocer el eje principal por el cual la gente va a votar el año próximo. Aunque esto estaría mucho más claro puesto que siempre es la economía la que maneja las voluntades de los votantes, salvo en 2015 cuando al parecer el voto mayoritario parece haberse orientado a rechazar el régimen político y no el modelo económico aplicado por Cristina Kirchner.

Esta vez, la dicotomía electoral se orienta hacia una puja entre la situación económica y la corrupción y posiblemente el voto popular estará marcado claramente por una impronta económica.

La dialéctica será entre economía y corrupción o el famoso cuadernazo, de la cual se podría inferir el resultado. Dependerá de la movilidad de tales variables.

Si la situación económica empeora, el grueso de la población acabará minimizando el escándalo judicial y moral de los cuadernos de la coima por esa determinación económica que tienen las acciones humanas. Se comienza a ser persona después de comer, decía Alfredo Alcón.

El Gobierno parece no entender esto y no acierta en las medidas para resolver la paridad cambiaria y la situación de la gente. Quienes exponen en su nombre por los medios acentúan el tema de la corrupción anterior creyendo que con ello contrarrestan la angustia que les genera a la gente el alza constante del dólar y su impacto en los precios de las tarifas y alimentos, por citar algunos de los efectos de este modelo económico que no ha sido otra cosa que anuncios fallidos sobre el dólar y la inflación y brotes verdes a los que nunca les llegó la primavera.

Y esto no implica que el tema de los cuadernos no sea importante. Por el contrario, es uno de los hechos más importantes de los últimos tiempos porque a partir de ello, la república podría ser otra, más limpia, transparente y con menor impunidad en sus funcionarios. Pero muchos añoran el consumo febril anterior y las tarifas casi inexistentes que propiciaban un consumo tal vez irracional de los servicios, aunque infinitamente menos traumático que los tarifazos de Aranguren.

La gente común tiene una relación filial con el Estado, por lo tanto, y como un hijo caprichoso, éste es bueno si da y malo si quita o reduce. Y no vale ninguna justificación para hacerlo. El hijo quiere el "flan" como dice Alfredo Casero y no escuchará otra cosa.

Entonces, el voto pasará por ese eje, el económico, y la suerte de Cambiemos quedará librada a las variables que tengan que ver con el salario, el precio de los productos y el empleo de la gente. Y los cuadernos quedarán inevitablemente postergados. No en vano, la "tormenta" económica, como le gusta denominarla al oficialismo, ya le costó algunos puntitos a la imagen de María Eugenia Vidal, el mejor cuadro político, tal vez, del equipo de Cambiemos. Es la primera vez que la imagen negativa supera a la positiva en la Gobernadora, lo que vulgarmente se podría decir que los errores nacionales se la llevaron puesta.

No ser funcional a los K

Pero, volvamos a José Eseverri, aunque tal vez nunca nos hayamos ido, porque el accionar el ex intendente iría en consonancia con lo que sucede en la vida nacional.

En primer lugar, sus movimientos parecen ser aparentemente indescifrables pero en realidad son tan lógicos como el sistema euclidiano.

Hace unos días, José habría confesado que no quería participar en las elecciones como candidato a intendente "para no dividir el voto -dijo- y facilitarle la elección a Unidad Ciudadana de Federico Aguilera", algo así como que si él se presentaba como candidato podría ganar el concejal cristinista por la división del electorado y por el potencial electoral de Unidad Ciudadana a partir de su voto cautivo.

Concretamente, Eseverri admitió que no quería ser funcional al cristinismo, un espacio político en el que nunca estaría según sus manifestaciones. "Ni con Cristina ni con La Cámpora", dijo oportunamente a este diario. Es por eso que José Eseverri le contestó a esa persona que lo alentaba a candidatearse: "¿para qué? ¿para dividir el voto olavarriense y que después gane Aguilera?", habría argumentado, lo que sería una manera de participar de la polarización de la que quería eludir.

El "josesismo" en marcha

Pero en el medio pasaron varias cosas. En principio, esta semana comenzó a circular un audio de What''sApp por el cual se convocaba a cierta militancia a adherir a la conformación de un partido vecinal eseverrista "o josesista" con el objeto de ir entrando en el escenario electoral del año próximo.

El audio dice algo así como que es necesario organizarse y fortalecerse dentro de un vecinalismo para no ser embromados (dice otra palabra) desde arriba.

Invitan a pasar a firmar los avales por una escribanía ubicada en la calle "General Paz casi España", según manifiestan, pero todavía no se conoce el nombre de la agrupación.

Ya se barajan algunos nombres de quienes estarían instrumentando esta campaña y lo llamativo sería que algunos de los históricos del eseverrismo no están advertidos de la movida.

Por ejemplo, nombres como el de Eduardo Rodríguez, Julio Frías o Héctor Vitale no habrían sido invitados y no se sabe muy bien por qué. O sí. Eduardo ya está armando su estructura propia y no se lleva muy bien, -pese a haber sido totalmente orgánico- con algunos exponentes del eseverrismo. Julio está un poco alejado de la contienda y Héctor se manifestó enfáticamente en contra de un partido vecinalista el año pasado alegando que eso era algo totalmente inconveniente en un escenario tan polarizado como el que se presentó.

¿Una foto fue el disparador?

Por lo tanto, el ex senador habría quedado afuera, aunque por el momento, porque su posición política sería similar a la que esgrime quienes ofician de cabezas de la organización. Efectivamente, es conocida su adscripción al grupo de intendentes peronistas, aunque Héctor es uno de los eseverristas menos espantados por el cristinismo y hasta dijo alguna vez que habría que encolumnarse detrás de quien más medía, cuando era Cristina la que más caudal electoral mostraba frente al resto de la dirigencia peronista.

Quienes estarían instrumentando la organización de este partido vecinal serían Einar Iguerategui, Margarita Arregui y Gerardo Ripoll, entre otros, pero, claro, obedeciendo órdenes del mismo José Eseverri.

Pero, ¿cuál es la estrategia? En primer lugar, se dijo que al ex intendente lo habría impulsado a realizar esta movida una foto en la que Liliana Schwindt aparecía como miembro de la comisión de comunicación del Frente Renovador, interpretando que Sergio Massa ya había definido quien sería su referente local.

Eseverri optó por apoyar al Peronismo Federal, concurrieron a un acto de Miguel Pichetto en La Plata porque el jefe de la bancada peronista en el Senado Nacional coincide con su postura de conformar un frente electoral con base en el PJ pero con la incorporación de algunos deshauciados de Cambiemos, socialistas santafesinos, massistas, margaritos y hasta están hablando con Martín Lousteau.

Aquí también hablan con muchos. Por ejemplo, se han reunido con peronistas de José Gervasio González Hueso, con radicales convergentes, y otros que "están desalentados tanto con el cristinismo como con Cambiemos", admitió una fuente del futuro vecinalismo.

"La idea es tener una estructura local para que no nos caguen desde arriba", se le oyó decir a uno, acostumbrado seguramente a soportar ser sustituido por algún paracaidismo político.

Galli, Eseverri, Capuano y Orifici

Podria decirse que el eseverrismo, entonces, es un vecinalismo -siempre lo fue- que busca hoy institucionalizarse como tal. La movida josesista se está realizando, casi en secreto por el momento y la intención en principio es la de defenderse de futuras maniobras foquistas que tiendan a arrebatarles la representación de un frente electoral que tenga al Peronismo Federal como eje principal del espacio. A nivel nacional, detrás esta Pichetto, Urtubey, Massa, Stiglitz..., y especulan con sacar algún rédito electoral de la crisis económica que impactaría directamente en el oficialismo y la crisis moral que dinamita al cristinismo a partir de todo lo que se supo y se sigue sabiendo sobre los casos de corrupción durante su gobierno. "Y, como la gente vota de arriba hacia abajo, también buscará una alternativa en lo local", analizó un dirigente del nuevo partido.

Pero, las elecciones hoy parecen temas de ciencia ficción. Se sabe que Ezequiel Galli lleva la delantera y su misión para preservar sus posibilidades de reelección sería sólo la de "no mandarse ninguna macana grossa. Nada más que eso", como razonó uno de los suyos.

A José Eseverri estaría sumándosele en la lista de candidatos la figura de Adriana Capuano a quien el peronismo alineado en RP estaría tratando de convencerla para que se presente como candidata a intendente. En ese caso, José dispondría de alguna ventaja sobre Adriana por su capacidad de captar más voto independiente.

Otra figura que podría participar de una interna pan-peronista -o con línea propia- sería la del empresario y presidente de la Unión Industrial Olavarriense (UIO) y también titular del Club Rácing, Carlos Orifici, a quien hoy no se lo concibe dentro del escenario político local pero ya no caben dudas que estaría dispuesto a ser parte de esa contienda, aunque no en el Frente Cambiemos sino en un espacio más cercano al peronismo.

Orifici se muestra asistiendo instituciones locales y planea construir una pileta olímpica cerrada en el club que conduce para lo cual ya se ha puesto en marcha. Uno de sus objetivos es político pero se sentiría más cómodo con el peronismo que con el macrismo que es el espacio desde donde lo pensarían tentar con alguna candidatura. ¿Es que será Orifici el tapado del peronismo que irrumpirá en el escenario electoral del año que viene?

Batakis por dos

Al parecer, entre el cristinismo y el peronismo existe hoy una grieta tan profunda como la que dividió a la sociedad entre K y anti K.

La visita de la ex ministra de Economía provincial, Silvina Batakis fue la referencia más clara de esta división entre dos posturas inconciliables. En efecto, Renovación Peronista organizó una charla de la Ministra en el Sindicato Gráfico para las 18,30 de ayer y una hora antes el PJ, a cargo de Unidad Ciudadana la convocó a un encuentro en el partido, demostrando el peronismo la existencia de una brecha absolutamente impolítica y la decisión de preservar un conflicto interno que se va enquistando cada vez más en el movimiento.

Había sucedido algo parecido con Julián Domínguez y hoy vuelve a pasar lo mismo. Hablan de unidad pero demuestran lo contrario. Batakis fue una ministra de diálogo pero esta vez esa vocación la tendrá que implementar en dos ámbitos diferentes.

La paradoja es que terminan cristalizando una división cuando en el bloque de concejales funcionan juntos. Hoy, la dicotomía y la unidad entre peronistas y cristinistas es un jeroglífico tan difícil de desentrañar como la política cambiaria del Gobierno.

Saqueos y aprendizaje

Los argentinos han ido aprendiendo de la experiencia y eso es algo alentador. La última dictadura generó tanto espanto que la gente reaccionó rápidamente contra todo el movimiento "carapintada" que pretendió detener los juicios contra los militares responsables del terrorismo de Estado.

Después de los trece paros cegetistas contra Alfonsín, comenzó a mirar de reojo movidas gremiales semejantes. Lo mismo pasó con los saqueos. Toda vez que algunos sectores foquistas, afines al conflicto permanente quieren sacar partido de cualquier crisis económica, la sociedad se pone en alerta y en movimiento. Todo el mundo sabe que estos estados de convulsión devienen en muertes y en tragedias de todo tipo y que no contribuyen a nada positivo. Ni siquiera son revulsivos de los cuales se podría salir a algo mejor. Por el contrario, los saqueos son actitudes depredatorias de las que sólo se sirven los más indolentes, impunes y políticamente mezquinos. Hace unos días, el diputado nacional del massismo, Daniel Arroyo, cuestionaba la situación económica pero a la vez decía que "no era un momento para tirar piedras ni encender la mecha" y manifestaba su vocación de diálogo y colaboración. El Intendente Galli no reparó en conjeturar la existencia de "una mano negra" detrás de algunos intentos.

Afortunadamente, aquellos caciques del Conurbano que supieron servirse y muchas veces alentaron o respaldaron estas depredaciones durante los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa, hoy piensan de otra manera y que la solución pasa por vías menos irracionales y destructivas. Y que alentar saqueos, para quienes piensan gobernar alguna vez, es de alguna manera, escupir para arriba.