Hacia las 16 de ayer un móvil de Gendarmería alertó a la gente en la toma de que se venía el desalojo. Pasadas las 18 se acercó hasta el lugar el jefe Departamental, Roberto Landoni, quien habló con los vecinos y les adelantó lo que sucedería.

A partir de allí más y más efectivos policiales de distintas dependencias, incluyendo Infantería y hasta personal convocado especialmente, se apostaron para cercar todas las manzanas tomadas con el objetivo de impedir el ingreso de materiales de construcción y de comida. Landoni se comprometió a no reprimir.

Carlos Ferreyra, vocero de los vecinos en la usurpación, sostuvo "si llegan a reprimir o haber heridos, yo lo hago responsable al señor Galli". Se mantuvo firme en la atribución de responsabilidades y en la necesidad de que haya una respuesta al planteo central: demanda de viviendas.

La denuncia

Las familias que tomaron los terrenos -en general mujeres con niños (ver nota aparte)- esperaban una convocatoria de la Municipalidad para negociar y dialogar. Es el mensaje que les habían hecho llegar el lunes a través de una trabajadora del área de Cultura que se presentó en el lugar.

Sin embargo, el intendente Ezequiel Galli dio a conocer que denunció la usurpación de terrenos. Fue hacia las 16 de ayer cuando el jefe comunal expuso su accionar a través de sus redes sociales y, paralelamente, los vecinos que estaban en el lugar de la toma dieron cuenta de que personal de Gendarmería ya se había apostado en el lugar.

"Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada" sostuvo el jefe comunal para indicar que "ante la toma ilegal de terrenos municipales en un sector de la ciudad, quiero comunicarles a los vecinos que ya presenté la denuncia correspondiente en la UFI Nº 10 y está actuando la justicia para llevar a cabo el desalojo".

De esta manera, a una semana del inicio de la toma de terrenos y a un día de que se hiciera público el problema con la llegada de unas 100 familias, la decisión de Galli fue dar intervención a la fiscalía que encabeza el doctor Miguel Ángel Pineiro.

El jefe comunal aseguró que "no vamos a permitir que se cometan este tipo de actos delictivos en nuestro Partido. Conocemos la problemática del déficit habitacional que hay en nuestro país, Olavarría no escapa a esa realidad, pero no se soluciona cometiendo delitos".

Cabe señalar que en las consultas de este Diario tanto a lo largo de la jornada del lunes como la de ayer con funcionarios municipales, muchos rechazaron dar declaraciones sobre el accionar previsto y quienes aceptaron hacer comentarios se manifestaron con pocas precisiones.

Fue directamente el propio Galli quien se pronunció en público sobre el tema. En el cierre de sus declaraciones sostuvo que "miles de familias esperan tener el techo propio, y es nuestro compromiso trabajar en pos de ello. Confío plenamente en el accionar de la justicia para lograr un desalojo pacífico e inmediato".

"No es un invento"

Para el momento en que el Intendente dio a conocer que había denunciado a los vecinos en la usurpación, en el predio ya estaban en alerta. Un vehículo de Gendarmería con efectivos se había apostado sobre el camino de los Pregrinos al igual que otros móviles del Comando de Patrullas y de Control Urbano. Los vecinos comenzaron a prepararse para el desalojo y temían la violencia que podría venir, especialmente cuando cayera la noche.

"Teníamos un comentario de que Galli hizo una denuncia en la fiscalía y que iba a dar la orden para reprimir" dijo Carlos Ferreyra, quien se presentó como vocero del barrio. Se expresó en rechazo al accionar del Ejecutivo municipal y subrayó: "si llegan a reprimir o haber heridos, yo lo hago responsable al señor Galli".

Un rato antes, una asamblea había ensayado medidas. Con más o menos intensidad, se propusieron acciones que fueron analizadas por los presentes. Se dejaron de lado las propuestas consideradas más violentas. A su vez, algunos contaron que sufrieron provocaciones de los efectivos de Gendarmería que les anunciaron que iban a reprimirlos. La intención que primó fue la de resistir en el lugar.

Ferreyra sostuvo que "la fiscalía no tiene nada que ver. Porque Galli tendría que haber venido a hablar con nosotros, haber preguntado el problema que tenemos, dado solución a la gente que tiene problema habitacional acá. No es invento mío, hay gente que está pagando alquiler 10 u 11 mil pesos y no pueden, si pagan alquiler no comen".

El vocero insistió en que "esto es real, no es un invento" y destacó que "hay 100 y pico de terrenos tomados" para interpretar que la improvisación de la toma también reafirma la necesidad.

En referencia al violento trato por parte de los gendarmes, Ferreyra planteó "cuando hicieron huelga de la policía yo los entendí. Ahora quiero que ellos me entiendan a mí y a esta gente".

Los vecinos reiteraron que la responsabilidad de lo que sucediera era del Intendente. "En ningún momento nos dio ninguna solución. Está ahí porque más de uno de acá lo votó. Se olvidó de eso" se quejó Ferreyra.

El diálogo

"La usurpación es un delito y ustedes lo saben". Fueron las palabras del jefe departamental de Policía, Roberto Landoni, quien llegó al lugar acompañado por el titular de la comisaría Primera, Nicolás Kette. Con tono calmo y atento a las consultas de los vecinos, les informó de la denuncia presentada -algo que los vecinos ya sabían-: "dentro de un ratito van a ver presencia policial. El único objetivo por el momento es impedir que se ingresen elementos de construcción, palos y chapas, hasta que resuelva la justicia" les dijo.

Así expuso que él "cumplía órdenes" -"yo recibo directivas del fiscal" les aclaró- y estas incluían "acordonar" el predio. Se comprometió a actuar sin violencia y a encabezar cualquier procedimiento que se dispusiera.

Los vecinos lo escucharon, le hicieron preguntas y se convencieron entre ellos mismos para quedarse cada familia en su terreno sin agresiones ni violencia. El clima siempre se mantuvo calmo, salvo por el momento de tensión con Gendarmería. Algunos hasta le agradecieron a Landoni por acercarse a hablar con ellos.

Hacia las 19.30 de ayer el número de policías en el lugar comenzó a crecer. Muchos vecinos seguían en sus terrenos, en general mujeres con niños pequeños. La noche iba a ser larga y en cualquier momento les iban a pedir que salieran. Entre los que hablaron con el jefe departamental se esperanzaron en que si salían sin violencia, iban a poder continuar más adelante con la ocupación de los terrenos.

Es que aunque se hagan denuncias, aunque intervenga la justicia y lleguen más y más policías hasta que no queden efectivos en el resto del distrito, la necesidad de vivienda sigue existiendo. Para ese problema, hasta ahora no hubo respuesta.