Una buena temporada

Actualmente la asociación colombófila de La Madrid está en plena competencia, corriendo los campeonatos de pichones y adultos. Están compitiendo 11 palomares con un total de 18 equipos.

"El número es lindo y desde hace dos años se han sumado cuatro personas de Laprida porque allá no tienen asociación", informa.

Núñez subraya que la actividad está creciendo tanto en La Madrid como en la región, con la incorporación de varios colombófilos de Laprida, donde hasta hace algunos años sólo competían de manera esporádica y hoy lo hacen asiduamente en los torneos de "La Mensajera Lamatritense".

Con respecto a la actividad en el edificio con que dispone la institución, el presidente cuenta que se planifica continuar con el salón. "Falta muy poco para terminarlo. El trabajo está muy avanzado después del parate que debimos hacer por algún tiempo; sólo falta colocar una puerta y otros detalle menores. La idea es terminarlo antes de fin de año", sintetiza.

Una vida entre plumas

"Es una pasión". Así define su afición a la colombofilia Luis Núñez. "Es un deporte que practicás desde tu casa. Algunos te observan como extrañados porque estás mirando para arriba y esperamos, teniendo fe y confianza; lo que hacemos es lograr que lleguen las palomas, ocurre que en los últimos años hay más competencia", describe.

"Tiene su parte divertida", sostiene y compara: "algunos le tienen cariño al perro, nosotros a la paloma. Cuando llegás a tu casa lo primero que hacés es ver que estén bien y cuando te vas lo mismo. Es muy de uno y siempre se está pensando si le falta algo", señala.

- ¿Cómo se eligen a las palomas que compiten?

- En realidad la genética tiene mucho que ver. Con la competencia que hay hoy se compran y se hacen remates buscando la mejor genética para la competencia.

- ¿Cómo es el entrenamiento del animal?

- Consiste en un vareo diario en el que tienen que volar entre 60 y 90 minutos, luego se hacen vareos desde afuera de la ciudad hasta el palomar. Cuando son chicos se largan desde 25, 50 kilómetros y luego se va agregando distancia; así aprenden a orientarse.

La alimentación tiene mucho que ver. La paloma es un deportista, en cuanto tenga mejor alimentación y sea más equilibrada mejor preparado va a estar para entrenarse y competir.

- ¿Hay algún número determinado de animales por palomar?

- En realidad depende de la capacidad de cada criador. Hay algunos que son más ordenados que pueden tener muchos porque tienen facilidad y hay otros que tienen menos tiempo y crían menos cantidad.

- ¿Qué diferencia existe entre la paloma de competencia y la torcaza?

- La paloma mensajera tiene por particularidad su sentido de orientación; dentro de la especie hay distintas razas. Así se dividen entre aquellas capaces de volar hasta 300 kilómetros o más; eso tiene que ver con la genética y eso cambia el modo de cuidado del animal, cómo se varea o cómo se alimente.

- Hablaba sobre la influencia del clima, ¿son de seguir mucho los servicios meteorológicos?

- Sí, toda la semana, es una obsesión. Antes no teníamos cómo saber cómo va a estar el viento o si va a llover. Los pronósticos son siempre acertados y se busca punto por punto para saber qué puede pasar. Lo deportivo es tanto que siempre buscás esas referencias, como parte de lo folklórico.

En la ciudad del río

"Chis", como se lo conoce cariñosamente, fue uno de los impulsores de "La Mensajera Lamatritense". "Arrancamos con la colombófila en el año ´91 e íbamos a los de Horacio Formigo, donde se gestó lo que es hoy", reseña. "El, Serrano, Scazzola y los hermanos Larrechea eran los más grandes, después había un grupo de chicos que veníamos a apoyar e intentar en n mundo desconocido", cuenta.

"Lo que realmente nos gustaban eran las aves. Así nació el entusiasmo y en esos años se trabajó mucho hasta tener la sede donde está hoy", agrega y pondera el trabajo que se realizó en aquel momento.

Algunos años después, Luis Núñez dejó la actividad pues se radicó en La Plata. Sin embargo el deporte "tiraba" y así comenzó a practicarlo nuevamente en la ciudad de las diagonales.

"Allá participé durante tres años. Era algo distinto a lo que estaba acostumbrado acá; competía con gente de muchos años en el deporte y que aún hoy están corriendo", rememora.

"Cuando dejé las palomas algunas se dispersaron y otras se las di a Lucas Quintana, con quien siempre compartimos la actividad", cuenta.

"Es más difícil que se oriente en La Madrid que en La Plata", afirma y explica que "acá tenemos que ver para dónde va el viento porque en determinados meses tiene una dirección y luego cambia".

"El viento tiene mucho que ver en la competencia porque la paloma debe volar de frente o a favor, pero prácticamente no lo puede hacer de costado", suma.

"En La Plata tienen el río y es un referente enorme. se acostumbran mucho y lo usan para ingresar; por más que el viento cambie, la referencia siempre es el río y eso nunca cambia", detalla. Por eso los colombófilos pueden correr siempre dentro de cierto radio, dependiendo de la distancia al río de La Plata.

- ¿Cuál puede ser el futuro de la colombofilia?

- A nivel general se ve una situación complicada por lo económico. En La Madrid pasa más o menos lo mismo.

Igualmente nosotros venimos haciendo socios nuevos tanto en nuestra ciudad como en Laprida y a diferencia de otros lugares donde pasan años sin gente que se sume, acá hay más movimiento.

Los costos de cuidar una paloma, sobre todo lo que es la alimentación, la medicación... en el 2012 los anillos de identificación salían 6 pesos y hoy 12; a eso se suman los gastos de traslado que encarecen mucho el deporte y hacen que sea difícil competir. Sin embargo, seguimos y tratamos de sumar más competidores.