El lunes negro desencadenó un torbellino financiero global, afectando negativamente a los activos locales. La caída en las bolsas fue vertiginosa, comenzando por la bolsa de Tokio, donde el índice Nikkei 225 se desplomó más de un 12%, marcando su mayor pérdida de puntos en la historia. En Nueva York, el Dow Jones sufrió una caída del 2,60%, su peor jornada desde 2022.

El principal detonante de esta crisis fue la publicación de la tasa de desempleo en Estados Unidos para el mes de julio, que subió inesperadamente al 4,3%, lo que generó temores de una recesión. La combinación de estos factores hizo que los inversores se preocuparan por la posible demora en los recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed).

No obstante, este martes, los mercados comenzaron a mostrar signos de recuperación. En Tokio, el Nikkei 225 subió un 10,23% hasta los 34.675,46 puntos, mientras que el Topix aumentó un 9,30%, alcanzando los 2.434,21 puntos. Esta recuperación en Tokio contrasta con la caída del 12% registrada el lunes.

En Europa, después de un cierre negativo, las principales bolsas abrieron en positivo. Fráncfort subió un 0,77%, Londres un 0,47%, Ámsterdam un 0,76%, y París un 0,10% hacia las 07:35 GMT.

A nivel de divisas, el yen retrocedió un 1,09% frente al dólar, situándose en 145,78 yenes por dólar, y un 0,98% frente al euro, a 159,46 yenes por euro.

Los datos económicos de Estados Unidos revelaron que la economía sumó 114.000 empleos en julio, menos de lo esperado y una caída respecto al mes anterior. Este aumento en la tasa de desempleo contribuyó a la percepción de que la Reserva Federal podría haber tardado demasiado en ajustar las tasas, exacerbando las preocupaciones de una posible recesión.