Cuando Carolina y Abril hablaron por primera vez fue por un libro. Enseguida se dieron cuenta que compartían la misma pasión por la lectura. Después comenzaron a pensar en la posibilidad de un proyecto que les permitiera conectar con otros, a los que también les gustara leer. 

"Nos conocimos realizando el tramo pedagógico en la docencia y si bien en ese momento nosotras no éramos muy cercanas, sí teníamos un vínculo de cordialidad, de compañerismo. En una publicación de redes sociales estaba ella leyendo un libro, le pregunté por ese libro y comenzamos a hablar sobre los libros", cuenta Carolina Testi. "Dijimos que este amor que tenemos por ellos, queríamos ampliarlo a todo el universo digamos y empezamos con Olavarría. Pensando qué era lo que podíamos hacer, cómo podíamos contagiar esto, se nos ocurrió La Última Hoja, una suscripción literaria en donde uno va a recibir un libro, un regalo de bienvenida y algo para disfrutar en el momento de la lectura". 

Para Abril Precci, ese encuentro entre las dos fue "bastante inesperado". Luego "nos juntamos por primera vez a mediados de 2021 y empezamos a darle un poquito de forma, a ver editoriales argentinas independientes y de qué manera entregamos los libros. Si era mensual, bimestral, y terminó quedando así cada dos meses, porque las dos nos dedicamos a otra cosa, y necesitamos tiempo para leer, para elegir las lecturas, para conocer y profundizar en editoriales nuevas que proponemos".

Carolina confiesa que su amor a la lectura viene de chica. "Tenía una abuela muy lectora, unos padres que también leían y eso hizo que uno de a poco vaya descubriendo este mundo que es infinito, y este amor por los libros hace que nos juntemos nuevamente con Abril". 

"Recuerdo leer de pequeña, pero no era una lectora voraz. Me acuerdo mucho de la escuela, la secundaria sobre todo, empezar a leer en la Primaria mis primeros libros que elegía y después, en la secundaria, me acuerdo muchísimo de una profe de Literatura que me dio 'La familia de Pascual Duarte', un libro que en esa época estaba muy de moda. En su momento también leíamos mucho a Sábato, a García Márquez", rememora Carolina. 

"Me parece que en la escuela secundaria, creo que los profes de Literatura hacen un trabajo genial y eso ayuda un montón para que uno descubra nuevos autores. Y después debo reconocer que en mi época universitaria leía más relacionado a la economía, porque es mi carrera de base, y una vez que terminé la Universidad, ahí ya fui una gran lectora. Cuando en un período dejé de trabajar, tuve la posibilidad y el tiempo sobre todo, porque para leer se necesita tiempo de leer lo que fuera y de todo y ahí no paré más", comenta. 

"Mi amor por los libros viene un poco de la infancia", dice Abril, y cuenta que "desde que soy chica me regalan libros a mi familia, mi abuela, mi tío. Para Navidad, en el arbolito, siempre había algún libro y a medida que fui creciendo seguí con ese interés. Mi abuela Marta es una gran lectora, así que creo que ella fue una de las personas referentes y que más me inculcó la lectura. Tengo por suerte muchos libros dedicados de ella, que son, la verdad, tesoros para mí. Así que un poco eso y después, bueno, de grande empecé a explorar diferentes autores, siempre un poco inclinada a los mismos géneros de ciencia ficción y policiales. Y bueno, con La Última Hoja y conociendo a Caro tuve la posibilidad de explorar y abrir un montón mi universo en ese sentido, porque conocí otras editoriales, otros autores, otros tipos de lectura que por ahí en la soledad de la lectura no encontraba. Lo lindo del intercambio es que enriquece mucho la biblioteca y las posibilidades de conocimiento", explica, y luego recuerda que "mi mamá me leía de chiquita el primer libro de Harry Potter. Me lo leyó entero pues yo no tenía clara con la lectura todavía. Siempre me cuenta que cuando iba a la sala de 5 leía y ninguno de mis compañeros me creía. Yo sufría porque no podía demostrar que realmente estaba leyendo y no estaba inventando". 

Los cambios y las lecturas 

"La Última Hoja" fue también un proyecto que también les cambió la vida a sus fundadoras. Carolina reconoce que "me cambió todo. Yo no soy de Olavarría, nací y me crié en Avellaneda, vivía en Capital Federal; con mi marido, que sí es de acá y cuando tuvimos a mi hijo, decidimos venir a apostar acá, a una ciudad que conocía no mucho, porque venía sólo de paseo, y queríamos una vida más tranquila. La verdad es que no conocía a nadie, y de repente encontrarme con La Última Hoja, con Abril, y empezar a generar vínculos con otros, saber que hay un montón de gente que lee, que le gusta leer, tener charlas. He hecho amigas a través de La Última Hoja, con escritores que han pasado a ser amigos, o futuros amigos que puedo llegar a tener, y sentirte que no estás sola. Para mí fue maravilloso, me cambió un montón. Hay muchísima gente que lee, que apuesta a la cultura, que comparte, que se solidariza, que nos bancan en este proyecto que tenemos, que es maravilloso".

"Lo que más cambió fue mi biblioteca", señala Abril, y reconoce que, antes de "La Última Hoja", tener tanta variedad de editoriales, autores, géneros y libros era impensado. Más allá que siempre fui a leer, era bastante acotada en géneros y autores, siempre caía en los mismos tipos de lectura".

"En segundo lugar, toda la cantidad de gente nueva, empezando por los suscriptores y siguiendo por los editores y los autores, que tuvimos la posibilidad de entrevistar a varios y a varias de ellos y ellas. Toda la información y el caudal de contenido y conocimiento nuevo que no tenía acerca de los procesos de edición, de escritura, principalmente... eso también es sumamente enriquecedor. Más que nada por esto, conocer autores y autoras y charlar con ellos y decir cómo qué bueno esto de sacarlos de un pedestal y decir que son gente como uno, que practica, hace fuerza y entrena la escritura, porque una de las autoras mencionaba esto de la escritura como entrenamiento y, después, la posibilidad de un montón de editoriales que abren las puertas a estos escritores emergentes que son increíbles. En tercer lugar, una amiga con la cual hablo todos los días sobre "La Última Hoja", que me enseñó un montón, me sigue enseñando, la verdad que aprendo un montón de ella y me encanta compartir este proyecto con ella".

Un lazo hecho de libros 

"Lo primero que hicimos fue contar un poco nuestro proyecto a nuestros amigos, a nuestra familia", cuenta Carolina sobre los comienzos. "Ahí fueron que nos empezaron a decir '¡ay qué lindo, qué interesante, queremos participar!'. Cualquier actividad o lugar donde estábamos, por lo menos yo contaba lo que hacía, entonces siempre aparecía un lector o a una amiga mía que me decía 'vos sabés que a alguien le puede interesar' y me pasaba el contacto de otro. Así empezamos con 10, 12 suscriptores al principio, y ahora estamos rondando casi los 60, 60 y pico. Y eso fue por el lado de los lectores, mucho el boca en boca, las redes, tratamos de hacer también otras recomendaciones de lecturas que hacemos nosotros, más allá de lo que se habla sobre la suscripción, ya sea de las editoriales con las que trabajamos, que estamos trabajando, o con otras editoriales", explica Carolina. 

"La idea es contagiar la lectura, poder compartirla, que otros se enganchen. Con respecto a las editoriales, habíamos armado un listado con la mayoría de las editoriales independientes que existen acá en Argentina, en Uruguay, Chile y no me acuerdo si en algún otro país. Y yo había estado participando últimamente, había ido desde que vivía en Buenos Aires y también otras veces a la Feria de Editores Independientes. De ahí siempre te dan como un cuadernillo y ahí habíamos sacado todas, habíamos armado un Excel con todos sus contactos, y lo primero que hicimos fue armar un mail general contándoles la propuesta, lo que queremos hacer acá en Olavarría con la suscripción, y automáticamente nos empezaron a contestar todas las editoriales diciendo que sí, 'me encanta', 'cuenten con nosotros', 'les podemos recomendar lecturas', 'les podemos hacer llegar otras lecturas', y así fue como fuimos enganchando una a una las editoriales". 

"Las editoriales fueron muy abiertas a armar esto, súper solidario con nosotros, con recomendaciones de lectura, para lo que necesitamos, para que nos contacten con los escritores... Y la verdad que eso también hizo que el trabajo fuera para nosotros mucho más sencillo, porque hubo muy buena onda, predisposición, y nos encantó", dice. 

"Como proyecto este año queremos ampliar la cantidad de suscriptores. Ya hacemos envío, tenemos varios suscriptores de otros lados. Por ejemplo, ahora aproveché que estuve en Buenos Aires y hay una chica que ya se había suscripto la vez pasada y da la casualidad que mi hermana vive por ahí, así que aproveché y le llevé libros de la suscripción, y después tenemos una chica en La Pampa. También enviamos a Azul y a Tandil. Así que la idea es seguir pudiendo expandirnos digamos por todos lados", comenta Carolina. 

Más allá de que cada vez se sumen más suscriptores, Abril señala que apuntan este año a la "creación y ampliación también de la librería online, que también tiene este objetivo de que el que no llegó a la suscripción pueda conocer suscriptores anteriores o también si de repente hay un libro que les encantó y quieren regalarlo también tengan la posibilidad de encontrarlo en esa librería". 

"Por otro lado, un proyecto que está ahí esperando a que tengamos tiempo para llevarlo a cabo es una suscripción destinada más a infancias y juventudes. 'La Última Hojita' se llama, pero nos falta un poco de tiempo para organizarlo y llevarlo a cabo y que tenga el mismo alcance o más que La Última Hoja".

"Proyectos hay muchos, así que es cuestión de seguir poniéndole el cuerpo y la dedicación que estamos poniendo hasta ahora, para que siga creciendo y que más gente pueda acceder a compartir lecturas como se comparten las series y las películas también que los libros sean un tema de conversación y se pueda compartir", concluye Abril.