Lo cierto es que cada vez más mujeres deciden formarse en oficios que tradicionalmente ocuparon los varones. En este contexto, mientras que la rama femenina del Movimiento Evita en nuestra ciudad se encamina en la creación de un registro de mujeres que realicen "trabajos sin estereotipos", en el Centro de Formación Profesional N° 401 aseguran que hay muchas alumnas que buscan formarse en oficios todavía vinculados con lo masculino.

Carpintería, soldadura, mecánica o tornería... "hay un número de mujeres cada vez más importante que opta por capacitarse en estas ramas", asegura la regente de la institución ubicada en la esquina de Brown y Dorrego, Alicia Dirgam.

Sin embargo, la mayor dificultad está en la inserción laboral en relación de dependencia, donde en gran parte de los casos sigue existiendo los estereotipos de género. "Con la misma competencia laboral es más probable que tomen al varón antes que a la mujer", analiza Alicia Dirgam.

Así y todo, "se nota esta tendencia", plantea con el entusiasmo propio de formar parte de una institución que posibilite a cantidad de olavarrienses abrirse camino en nuevas opciones laborales, siempre centrando la educación en aquellas demandas que impone la sociedad actual.

El CFP 401 cuenta actualmente con 51 cursos que atiende a una matrícula promedio de unos 1200 estudiantes cada año, y que tiene como directora a Dina Bruno y secretario a Pablo Cunioli.

Que los tiempos han cambiado es algo que se palpa en la sociedad en general y en el Centro de Formación Profesional en particular: hay cada vez más cursos que hasta hace unos años eran exclusividad de los hombres y que hoy reciben a mujeres decididas a emprender un camino laboral que comience a borrar los estereotipos.

A la par

Mecánica, tornería, soldadura o carpintería son oficios donde las mujeres están abriéndose paso. "En mecánica tenemos mujeres, pero por ahí es un 10% del total", expone la regente del Centro de Formación Profesional 401.

Pero reconoce que hay otros cursos donde las mujeres equiparan la cantidad de varones o incluso la superan. Tal es el caso de carpintería donde ya no resulta raro dentro de la institución tener clases sin distinción de género.

En tapicería, por ejemplo, "hoy en día tiene un 80% de mujeres. Elijen mucho esta opción y la mayoría de ellas están trabajando", cuenta Alicia Dirgam con el orgullo de ver a aquellas alumnas que han encontrado un oficio gracias a su paso por la institución.

Entre varios ejemplos, Dirgam menciona el de una chica que hace diseño de interiores y tapicería, con su local propio, una mujer que se desempeña en un taller mecánico en el barrio PyM o aquel premio a la mujer empresaria que ganó hace cuatro años Alejandra Lorena Espinosa por su emprendimiento de tornería metalmecánica.

"Todos los instructores preparan a sus alumnos por igual. Hoy en día hay mujeres que están soldando a la par de los varones y mucho de esto tiene que ver con que el equipamiento ha cambiado, las máquinas que se utilizan son más livianas y modernas. Hoy tampoco necesitás levantar un motor con el cuerpo, lo hace una máquina, entonces eso ha facilitado mucho la inserción", evalúa Alicia Dirgam.

Sin embargo, plantea que "donde está la mayor dificultad es la inserción laboral. Con la misma competencia laboral es más probable que tomen al varón, aunque esas cuestiones van cambiando con el tiempo".

Así, una soldadora tiene más posibilidades de entrar a trabajar a un pequeño taller que desempeñarse en este oficio en grandes empresas. "Quizás tenga que ver con que se evalúan otras cuestiones como puede ser el trabajo en altura o los riesgos que puede ocasionar la tarea".

Aunque los estereotipos de género siguen existiendo se han logrado avances en este tema. En este aspecto, Dirgam menciona una capacitación organizada por la Cámara Empresaria donde se abordaba esta cuestión. "Por ejemplo, hay que preparar talleres para recibir a la mujer, ya sea ella mecánica o sea clienta".

En líneas generales, "hay otra mirada de la mujer", sostiene mientras reconoce que gran parte de las alumnas que se forman en estos oficios se abren camino en el ámbito laboral por cuenta propia. Como otro caso de una Maestro Mayor de obras que estudió para gasista.

Ejemplos hay muchos y se puede mencionar también una experiencia que se realizó hace algunos años en Sierra Chica a través de un convenio con el Municipio. Allí se ofreció el curso de albañilería para mujeres y esta necesidad surgió de la propia comunidad. "Hay muchas mujeres solas por distintas cuestiones y que pudieron hacer arreglos en sus casas" gracias a esta formación que adquirieron.

Mientras tanto, el CFP 401 mantiene abierta su inscripción para este ciclo lectivo con propuestas interesantes. En burbujas y con cursos previstos para comenzar una vez que finalice la parte práctica pendiente del año pasado, la institución reabrirá para recibir varones y mujeres, sin distinción de género y con la mismas ganas de capacitarse en busca de mejores horizontes.