Uno de los factores que contribuyó al gran cambio en el cuidado de la salud fueron las situaciones alteradas respecto a los controles de salud pendientes o pospuestos durante prácticamente todo el 2020 y en lo que va de este año.

"Claramente durante el aislamiento obligatorio del año pasado, se suspendieron controles y/o cirugías programadas, reprogramandose en la medida de lo posible, algunas veces con mucho retraso", opinó Yanina Castaño, médica especialista en Nutrición y Diabetes.

También se sumó el temor de mucha gente por movilizarse durante la cuarentena para realizarse estudios, análisis de laboratorio o consultas médicas. Todo esto generó que pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial, patologías tiroideas, entre otras, hayan demorado o hasta omitidos sus controles de salud.

Muchos pacientes con diabetes descontinuaron sus controles y también algunos el tratamiento por las dificultades de acceder medicamentos e insumos durante la época de aislamiento. A partir de esta situación Castaño destacó que "poco a poco se fueron acomodando y reordenando los sistemas de salud, las obras sociales etc; todos nos pusimos más ‘cancheros’ con la tecnología, para poder realizar consultas en forma virtual siendo posible el control y tratamiento en tiempo y forma con el transcurso de los meses del año pasado".

Ejercicio y alimentación

Además, el cierre de los gimnasios y el no poder salir al aire libre cambió totalmente la manera de llevar adelante una rutina que involucre ejercicios físicos. "Durante el año aumentaron las ganas de que hubiera ciertos permisos y libertades para poder salir a hacer actividad, la gente más que encerrarse en un gimnasio quería salir a caminar, querían salir de su casa a hacer algo al aire libre", opinó Anabela Mujica, profesora de educación física. Muchas personas acostumbradas a asistir a gimnasios, salir a caminar o correr tuvieron que suspender esas actividades y adaptarse al encierro.

Una de las maneras de adaptar las rutinas de actividad física al aislamiento fue a través de las videollamadas. Con la ayuda de este medio algunas disciplinas continuaron llevándose a cabo por elección de los profesores, así como Anabela que decidió continuar con sus clases de GAP y funcional.

La profesora explicó que "seguí en contacto durante la pandemia con mis alumnas, con algunas hice clases virtuales, con otras semi virtuales porque no les gustaba o no tenían constancia de estar con la cámara prendida o tener un horario fijo, entonces les mandaba una planificación con la rutina". Ya sea a través de clases por videollamadas o por rutinas planificadas y personalizadas, Anabela llevó a cabo un seguimiento de sus alumnas durante la cuarentena.

La realización de actividad física mediante videollamadas se convirtió además en un momento de encuentro, de distracción, de ver a otras personas: "En la cuarentena pasó que por ahí el medio de encuentro que tenías era hacer un zoom con cualquier tipo de actividad física y con alguien que también hacía", manifestó la profesora Mujica.

El aislamiento, además de obligar a adaptar rutinas físicas a las personas que ya hacían ejercicio, generó en algunas personas motivación para empezar a cuidar su salud. Por ejemplo, comenzaron a realizar ejercicio dentro de su casa, a salir y hacer actividad física al aire libre cuando se pudo, a cuidarse con la alimentación y otros hábitos. "Todos los días me levantaba bastante temprano y me iba a acostar temprano, así que dormía muy bien, hacía ejercicio en mi casa, empecé a cuidar lo que comía, cuanta cantidad", comentó Pilar, de 25 años, quien es estudiante en Buenos Aires y por la pandemia tuvo que volver a Olavarría.

Una de las preocupaciones principales durante el aislamiento fue el tema de la alimentación, qué comer, cuándo comer y cuánto. Otras personas consideran que se vieron beneficiadas en esta cuestión, ya que al no tener reuniones sociales no se desordenaban con las comidas.

Por ejemplo, en el caso de Edgardo, un jubilado de 68 años, explicó que después de unos meses avanzada la cuarentena "con un régimen no estricto de comidas, reduciendo cantidades y demás, al no tener la vida social que teníamos antes, adelgacé 9 kilos". El cambio de rutina y la adaptación de ciertas actividades mejoró la salud de algunas personas que vieron a la cuarentena como una posibilidad de organizarse y cuidarse.

Aun así el inicio del aislamiento fue complicado, ya que fue un contexto que tomó a todas las personas por sorpresa, además fue una situación nueva que se tuvo que afrontar. "Al principio de la cuarentena, al estar cocinando nosotros en casa, la comida elaborada y demás que siempre se hizo pero que además se redujo la actividad física y yo que soy diabetico 2, empecé a engordar unos kilos", manifestó Edgardo.

El aislamiento generó cambios en los hábitos de alimentación, se asoció también en muchos casos a la ingesta de comida en respuesta a emociones y a el bajo nivel de actividad física. "La encuestas en Argentina reflejan que la gente comió más y se movió menos durante la cuarentena y que 6 de cada 10 personas que tenían peso elevado previo a la pandemia, aumentaron de peso", explicó Yanina Castaño.

Salud mental

La cuarentena y no poder ver a otras personas generó malestar en la salud mental de varios ciudadanos. El incremento del estrés psicológico se debió a los meses de encierro, los temores sobre el impacto del virus en la salud, las preocupaciones por los miembros de las familiar, los problemas económicos y la incertidumbre.

María Evangelina Caro, psicóloga, opinó que esta cuarentena "ha tenido consecuencias en la salud mental de las personas y se han incrementado los casos de ciertos trastornos, ha habido un incremento importante en las tasas de ansiedad y depresión".

Entre las personas más afectadas se encuentran los profesionales que han estado expuestos al virus que han sentido miedo de llevar el virus a su casa. También las personas que no han podido ver ni despedirse de familiares por temor a contagiarlos, quienes resultaron muy afectadas emocionalmente.

Ese ese sentido, Edgardo comentó que "durante la cuarentena tuvimos que cambiar literalmente la comunicación con los familiares que están fuera de Olavarría, al no poder viajar lo tuvimos que suplantar con videollamadas y era importante tener en cuenta que si no nos veíamos era por un tema de cuidado por el contagio, eso hubo que equilibrarlo mentalmente muy bien para que uno no se ponga mal".

Y también se vieron perjudicadas las personas que han tenido o tienen grandes dificultades económicas, ya que la cuarentena ha provocado que muchas personas se queden sin trabajo. Así como los niños y adolescentes que estaban acostumbrados a salir a la calle en todo momento se vieron afectados. "Esta situación de crisis generó ansiedad e incertidumbre en gran parte de la población y esto ha generado una ingesta excesiva de bebidas y algunos psicofármacos, como también solicitudes de intervención psicológica a través de la modalidad de videoconferencia o telefónica", manifestó la psicóloga María Evangelina Caro.

Durante el confinamiento las personas pasaban horas encerrados en las casas y sin poder ver a familiares y amigos, muchos con miedo de salir. "La cuarentena estricta se ha ido levantando poco a poco pero hay personas que en este momento se niegan a salir a la calle, ese temor se conoce como ‘síndrome de la cabaña’, es importante aclarar que no se trata de una patología en sí, pero es un síndrome que ocurre porque el cerebro se habitúa a un ambiente en particular", explicó Caro.

Este síndrome genera miedo a estar en contacto con otras personas, a realizar actividades que antes eran cotidianas como trabajar fuera de la casa o viajar en transporte público después de la cuarentena estricta.

Recomendaciones

En la actualidad la pandemia continúa, y siguen existiendo los protocolos y cuidados en todos los ámbitos de socialización. Por este motivo la doctora. Castaño opinó que "es importante generar estrategias, como programar horarios de comidas y entrenamiento, planificar los menús y cocinar más saludablemente".

También implementar diferentes recursos para el manejo del estrés, como meditación, yoga y prácticas de actividad física al aire libre como caminata y bicicleta.

La nutricionista recomendó para este año, asimismo, "elegir actividades que generen disfrute, establecer horarios de descanso entre las actividades y durante la noche, y mantener el contacto social mediante plataformas virtuales, y en personas con sobrepeso u obesidad, iniciar o sostener tratamientos médico-nutricionales de manera online o presencial con profesionales".