Orgulloso de hacer diferencia en la calidad del producto
Mariano Yini, el titular de Hierrotech, comenta cuáles son los mercados económicos a los que apunta la empresa. Además afirma que "trabajamos con el sector del campo, la industria y el comercio. En estos momentos estamos realizando una concesionaria de autos, una empresa de calefactores, un invernadero de una escuela y algunos pedidos del sector turístico".
-¿La situación cómo repercute en Hierrotech?
-Quita mercado, pero a corto o largo plazo impacta a todos. El campo tiene un gran peso en la provincia de Buenos Aires y si el sector funciona bien es mucho más fácil. También me manejo con el sector turístico en la Costa, por ejemplo Mar de Ajo, San Bernardo, Pinamar, Gesell, Mar del Plata y Necochea.
-Con la opción de trabajar en la Costa, ¿qué piden los clientes y a qué mercado se apunta?
-El mercado de Hierrotech es muy amplio, ya que cualquier techo que tenga una luz de más de 7 metros sin apoyo y no tenga columna, tiene que ser metálico, porque maderas de ese tamaño o losa es más complicado, y con otro tiempo y otros costos.
-Hay diferentes estructuras metálicas, ¿cómo es la realización de los trabajos y cuál fue lo más grande que has construido?
-Lo más grande que construimos fue Hipermercado Aragone en Necochea, de unos 70 por 70 metros, muy lindo y grande. En las construcciones de los concesionarios o los galpones se mantiene una misma dinámica o se innova en la realización.
Nosotros priorizamos el techo y después las paredes se pueden hacer siguiendo estilos y modas. El techo es muy similar a lo que se hizo siempre, pero ahora hay unas estructuras nuevas con chapa doblada en vez de hierro reticulado. El hierro parabólico no se está utilizando tanto en estructuras grandes, pero sigo recomendado lo anterior. En todo hay una tendencia a que la durabilidad no sea tanta y que económicamente sea más útil a corto y mediano plazo, por eso no piensan tanto a largo. Nosotros las estructuras que hacemos es pensando en una mejor calidad. Hoy estás viendo galpones de 30 ó 40 años que están intactos en su estructura, quizás la chapa hay que cambiarla porque no tiene tanta vida útil extensa, y nosotros ofrecemos durabilidad. Lo moderno es plástico con 15 ó 20 años de vida útil, pero lo antiguo dura 50 ó 70 años. Si sacás la ecuación, económicamente es mucho más barato hacerlo como antes que como ahora por más que el precio sea más caro, pero dura el doble.
-En la actualidad, ¿por qué los productos no tienen tanta durabilidad comparados con décadas anteriores?
-Porque todo apunta que las cosas no duren. Todo va en detrimento de la calidad de vida. Es un negocio maravilloso para el fabricante que todo quede obsoleto. Siento que nos tratan de incapaces, o como si las cosas no se pudieran hacerse de otra manera, como si no nos diéramos cuenta de la calidad de los materiales de construcción. En los autos, con el paso del tiempo se ha mejorado con respecto de la seguridad; pero si vos querés un auto con seguridad, que sea moderno y que te dure muchos años, comprá un Mercedes (Benz), pero pagalo y la durabilidad será mayor. Pero en otras cosas no es así. La posibilidad de comprar algo duradero, por más que tengas que pagar un poco más, es muy poco fiable, por ejemplo el caso de los teléfonos celulares.
-¿Por qué sugerís la durabilidad?
-Hay millones de cosas por hacer en emprendimientos y hogares. Estoy orgulloso de hacer una diferencia en la calidad del producto. Poner la cantidad de material que llevaba antes para que dure, si bien es más caro que un galpón estándar no es tanto más caro que requiera una tecnología superior y lograr la durabilidad con métodos de décadas pasadas.
El problemas es lograr que la gente perciba la diferencia. Por ejemplo afirman "pero vos me lo vendés a catorce y otro me pide diez", pero la gente no tiene por qué saber cuestiones técnicas, por eso es muy difícil que valoren las diferencias de producto de mercado, por ejemplo colocar un hierro de 14 ó 10 milímetros es diferente en el material y la calidad de los elementos. La gente observa un galpón y no diferencia las prácticas o el espesor de aluminio, aunque a la vista parezcan iguales.
Hay veces que la gente elige algo de menor calidad para no gastar, sin ver que al paso del tiempo se deteriora con facilidad. Me gusta trabajar y vender, pero me gusta por sobre todo hacer las cosas bien. Hay clientes, por ejemplo, que se les volaban las chapas porque estaba mal la estructura y hay veces que reparo fallas de otros empresarios donde las estructuras no están bien terminadas o reforzadas.
-¿Que te motiva a ser el titular de la empresa?
-Hay veces que no sé que hago haciéndolo, pero me gustan los fierros, es un orgullo hacer lo que se siente con amor. Por un lado, mi viejo hacía el trabajo desde que nací y empecé a trabajar en la fábrica cuando tenía 12 años. En los veranos realizaba el trabajo de distintos operarios soldando y manejando el camión y el montacargas.
Ahora tengo un proyecto: quiero fabricar un tren a vapor, a escala, para niños, pero como los antiguos para hacer un paseo. Me gusta hacer algo una vez y que dure como esos trenes. El hierro de gran espesor es maravilloso porque pueden pasar cinco generaciones y el tren va a perdurar.
Hay trabajos que te pueden gustar y otros que no, pero algunos requieren una mayor energía para tolerar las problemáticas, por ejemplo las sociales. En mi caso, cada vez que un cliente llega a la empresa y me cuenta unos proyectos, con una energía de querer superarse, con una sonrisa, ilusión y expectativa, con una voluntad tan positiva, es lindo porque son proyectos para crecer y mejorar siempre. La sensación de proteger algo, de la lluvia, del sol o lo que fuera me gusta; me motivan las expectativas de los otros para hacer cosas para avanzar en la vida.