La sede de gobierno y, en otra época, la ciudad líder y más competitiva de Bolivia no tiene nada que celebrar en este mes de julio. Desde hace décadas, se ha instalado el estilo de administración de la decadencia, caracterizada por la continuidad de gestiones sin visión con una hereditaria protección a la impunidad de los negociados e incapacidades.

La decadencia se ha profundizado tanto, que hoy tenemos una gestión que ha puesto al desnudo y potenciado esa característica de los negociados, la desidia, el desinterés y la improvisación. Nuestra ciudad sabe que se gobierna entre botellas de alcohol, improvisación e intereses personales.

Tenemos un ejecutivo municipal que a todo le pone el denominativo de "SUPER", pero lo único que ha logrado es la Super Destrucción de nuestra ciudad: ha destruido su infraestructura por no hacer mantenimientos oportunos y adecuados; ha destruido la institucionalidad creando más burocracia y papeleo para sacar provecho del caos; ha destruido la transparencia cooptando los controles sociales y evitando a toda costa rendir cuentas; ha destruido las bases morales, constituyendo una red de negociados y corrupción que pone en riesgo nuestras vidas y arruina nuestra forma de vida.

Además, se suman los SUPER ASALTOS a nuestra ciudad, donde cada obra, proceso o fiscalización, se ha convertido en la forma de robarle a nuestra ciudad. El colmo de las desfachateces es tan indignante que pretenden convertir la desgracia de la gente, en una oportunidad para asaltar a la ciudad.

Con mucho descaro y sin ninguna fiscalización de por medio, se atreven a intentar endeudar a nuestra ciudad, para que en los próximos años no haya dinero para obras, sino que solo alcance para pagar las deudas. Quieren convertir el sufrimiento, la zozobra y el miedo de la gente  ante los desbordes de los ríos, precipitaciones de los embovedados o deslizamientos de cerros, en una oportunidad para asaltar la ciudad. En los próximos días conoceremos cómo la "mafia" del municipio está operando para solicitar un financiamiento que empeña la vida de los paceños por más de 1.000 millones de bolivianos que engrosarán los bolsillos de los funcionarios que se están sirviendo del cargo, para heredarnos un enorme hueco que prolongará el deterioro de nuestra ciudad.

Pareciera que los habitantes de La Paz hubiéramos caído en el letargo y la resignación. Es como si ese tipo de gestiones nos las mereciéramos, como si "así no más se ha hecho" y "esíto" es lo que nos merecemos.

Pero podemos cambiar el rumbo de nuestra ciudad. Podemos definir una visión de desarrollo y planificar un futuro mejor para nuestra ciudad y para nuestra gente. Eso requiere que cada uno de los habitantes deje de ser un simple espectador de la destrucción y se convierta en un protagonista de la transformación.

Podemos construir una ciudad donde la gente disfrute de su ciudad y se sienta segura en ella. Podemos hacer de nuestra ciudad ese espacio que privilegie la seguridad y la calidad de vida. Podemos hacer que nuestra ciudad deje de ser exportadora de talento humano y genere oportunidades de desarrollo profesional y personal para cada uno de sus habitantes. Podemos transformar nuestro espacio en una ciudad vital donde haya un ambiente saludable y verde, donde la gente tenga más espacios deportivos, parques y jardines para el disfrute de la familia. Podemos proyectar nuestra ciudad del futuro con modernidad, tecnología e innovación, logrando utilizar los adelantos científicos en la mejora de la calidad de vida de la gente.

Podemos recuperar la ciudad de su destrucción, reconstruir su infraestructura, institucionalidad, transparencia y bases morales, para posteriormente proyectarla a esa ciudad promisoria que día a día nos regale más calidad de vida para todos. Podemos convertir a nuestra ciudad de La Paz en una Ciudad Humana, donde la prioridad sea la vida de todos los que hacemos esta hermosa comunidad.

Para ello, te invito a que te conviertas en el agente de la innovación y la transformación. Dejemos de ser sujetos pasivos y construyamos juntos la ciudad que soñamos y nos merecemos. La Paz puede ser una Ciudad Humana.