El economista Gonzalo Chávez ha ofrecido un análisis detallado y preocupante sobre la situación inflacionaria que enfrenta Bolivia, señalando un distanciamiento entre las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) y lo que realmente siente la población en los mercados. Según Chávez, la inflación de alimentos, que ronda el 7.9%, está golpeando fuertemente a los sectores más vulnerables del país, ya que el poder adquisitivo de los bolivianos ha disminuido considerablemente. “La gente tiene mucho mes al final del salario”, comentó Chávez.

Uno de los factores clave que explica el aumento de la inflación, según el economista, es la escasez de dólares. En el pasado, el acceso a dólares baratos permitió que los productos importados mantuvieran precios bajos, lo que ayudó a contener la inflación. Sin embargo, en la actualidad, el tipo de cambio en el mercado paralelo ha encarecido considerablemente las importaciones. Chávez pone el ejemplo de un desodorante que antes costaba 6.96 bolivianos por dólar y que ahora requiere 10.5 bolivianos para ser importado, lo que refleja el incremento de costos en la economía.

El análisis también revela que la inflación no solo afecta directamente a los consumidores, sino también a los productores nacionales, ya que entre el 60 y el 70% de los insumos utilizados en Bolivia son importados. Con el encarecimiento de estos insumos, los precios finales de los productos también suben, afectando al mercado interno y generando una cadena de inflación.

Chávez destaca que en los últimos meses las importaciones han disminuido entre 400 y 500 millones de dólares, lo que ha generado escasez de productos y, por ende, un aumento en los precios. A esta problemática se suman los efectos de los incendios forestales y los problemas climáticos, aunque según el economista, estos no son los principales causantes de la inflación.

Otro factor crítico es la expansión monetaria. El Banco Central de Bolivia ha estado financiando el déficit público a través de la emisión de moneda, lo que ha generado más dinero en la economía sin un aumento correspondiente en la producción ni en las importaciones. Este exceso de liquidez, en un contexto de escasez de productos, ha acelerado la inflación.

Finalmente, Chávez subraya que la incertidumbre política y social también está influyendo en la inflación. “La gente se asusta y ve conflicto social, políticas macroeconómicas que no funcionan y escasez de dólares”, lo que lleva a los actores económicos a aumentar sus precios como medida de defensa frente a la inflación futura. Esto crea lo que Chávez describe como un “conflicto distributivo”, donde los aumentos de precios generan una espiral inflacionaria que afecta a toda la economía.

En resumen, la inflación en Bolivia no es solo el resultado de factores externos, como el encarecimiento de las importaciones, sino también de problemas internos, como la expansión monetaria y la creciente incertidumbre económica y política. Estos factores han creado una situación inflacionaria que, según Chávez, es compleja y difícil de controlar en el corto plazo.