El gobierno argentino se encuentra en una coyuntura crítica bajo el liderazgo de Javier Milei. Su misión principal es deshacerse de los pasivos financieros remunerados que pesan en el balance del Banco Central de la República Argentina, incluyendo las famosas Leliq y los pases. El objetivo final es dolarizar la economía, un proceso que implica cambiar todos estos pasivos por dólares a un tipo de cambio preestablecido.

Milei está explorando varias vías para lograr este objetivo. Una opción sería vender activos en el mercado por pesos y usar esos fondos para pagar las Leliq y los pases. Sin embargo, esta alternativa no se ha considerado viable debido a la incertidumbre económica actual y los bajos precios de los activos.

Milei ya está licuando la deuda pública argentina

Otra estrategia es intercambiar los pasivos del Banco Central por deuda emitida por el Tesoro del Estado argentino. Esto se ha materializado mediante la sustitución de las Leliq por emisiones de letras del tesoro. Esta medida no solo ha reducido el costo de los pasivos, sino que también ha trasladado la deuda del Banco Central al Tesoro.

La tercera opción es la denominada "licuación inflacionaria". Si la inflación supera el tipo de interés de la deuda, su valor real disminuye con el tiempo. Esta estrategia también se ha implementado para aumentar la solvencia tanto del Estado como del Banco Central.

Sin embargo, esta táctica no está exenta de riesgos. Si los inversores perciben que los tipos de interés reales son demasiado bajos, podrían buscar refugio en el dólar, lo que aumentaría la depreciación del peso argentino. Para evitarlo, el gobierno de Milei tendría que aumentar los tipos de interés nominales, lo que podría afectar la sostenibilidad fiscal.

Hasta el momento, el gobierno ha logrado estabilizar el tipo de cambio y reducir los tipos de interés nominales, lo que ha mantenido la confianza de los inversores en su plan de estabilización económica. Sin embargo, el éxito a largo plazo dependerá de la capacidad del gobierno para mantener la solvencia y evitar una reestructuración de la deuda en el futuro.