En un escenario similar al del año pasado, en la actualidad la producción agropecuaria de la región se ve complicada debido a la baja humedad del suelo, producto del bajo nivel de precipitaciones observado durante los últimos meses durante la segunda mitad de 2020.

Si bien en la zona, los meses del invierno usualmente sufren una merma de lluvias, el régimen hídrico se recupera en los meses siguientes. Sin embargo, esa recuperación no fue observada en la temporada pasada y en 2020 sólo el mes de octubre, con 134,7 milímetros, ostentó sus características normales.

Por esa razón, los productores prevén un ambiente complicado de no revertirse la sequía. El ingeniero agrónomo Fabricio Lacoste y el veterinario Ignacio Arbasetti analizaron el contexto en que se presentan las limitaciones hídricas y señalaron distintas alternativas para paliar la situación.

En principio, Lacoste recalcó que en definitiva "ya a esta altura, a fin de año, es poco y nada lo que se puede hacer si es que no se hizo antes. Con pronósticos que daban una ''Niña'' desde el invierno, desde ese momento hay que tomar decisiones respecto al manejo, fechas de siembra, híbridos, tecnología a aplicar". El profesional consideró que aunque "los pronósticos en Sudamérica son un poco erráticos a veces, daban un año relativamente seco, con lluvias por debajo de lo normal".

En ese punto, destacó la heterogeneidad de los campos locales. "Lo importante, particularmente en el Partido de Olavarría, donde hay varios ambientes, suelos someros, donde hay tosca entre los 20 y los 60 centímetros de profundidad es más complicado, y en campos profundos, más agrícolas, tal vez se hace un poco más simple, donde va más tecnología y se minimizan estos factores", diferenció.

Ante pronósticos similares, "una de las posibilidades para los productores es sembrar barbechos largos y acumular la mayor cantidad de humedad posible en el suelo. Es como una gran maceta, son milímetros que uno va juntando para estos momentos". Con esa postura, anticipó que "ahora se viene la siembra de pasturas, hay que arrancar con barbechos largos, hacer las cosas bien, con tiempo, para llegar a marzo con buenas condiciones", subrayó Lacoste.

El ingeniero agrónomo se refirió a la "segunda toma de decisiones, la fecha de siembra porque ahí uno determina cuándo uno quiere meter el período crítico de los cultivos. De acuerdo a la tendencia del clima se puede sembrar para tener la floración a fin de año o a fines de enero; eso es clave".

Otra cuestión importante: "El nivel de fertilización también es clave. Un cultivo bien fertilizado y bien nutrido hace que sea más fácil pasar estos momentos de estrés, y en el post, porque ya está todo definido a esta fecha, hay que tener un cultivo que cierre lo más rápido posible para que no compitan las malezas. Hoy ya mucho más que eso no se puede hacer. En teoría, por lo que dicen los pronósticos, sobre fines de enero y febrero empezaría el período húmedo, y ya se resolvería esta situación".

Por su parte, Arbasetti evaluó los riesgos, donde "éstas son las cuestiones de trabajar a cielo abierto, donde las composiciones forrajeras en esta zona, que es muy de cría, los porcentajes de pasturas implantadas son muy bajos y las especies de producción de verano, que son muy pocas, no existen". Hoy en día "es muy poca la alfalfa que se está usando y menos en el 80 por ciento de los campos del Partido, que son de cría en Olavarría".

De todas formas, consideró que "medianamente es una cuestión normal que el pasto se seque en verano. Pero el tema es el balance forrajero, donde este año tuvimos un buen octubre y nada más. Entonces la situación se va complicando y ahora se puede corregir muy poco en este momento".

Al enfocar las proyecciones para los próximos meses, el profesional señaló que "las expectativas son complejas porque si esto sigue se complican las reservas de sorgo, tanto de aporte para el verano como para el otoño y las reservas para hacer rollos para el invierno. Hoy es muy difícil modificar la alimentación en los sistemas extensivos".

Una de las trabas para la agricultura es que estas circunstancias se han repetido en los dos últimos años. "También es complicado porque venimos errando dos primaveras y el 50 por ciento del pasto se produce en septiembre, octubre y noviembre. Porque las lluvias alcanzaron para acomodar un poco pero necesitábamos compensar un 2019 que fue nefasto y esta primavera fue corta", lamentó Arbasetti.

Por último, apuntó que "después hay cuestiones de manejo, de aliviar con destete precoz, tampoco es rentable engordar hoy. Hoy ya no se puede hacer ningún ajuste porque los ajustes de dieta se hacen en primavera y en otoño, donde se puede modificar algo; el resto son parches", advirtió el veterinario.

El posible escenario para los próximos meses

De acuerdo con el informe "de perspectivas agroclimáticas estacional" emitido esta semana por la Bolsa de Cereales porteña, "durante el verano 2021 el sistema climático se comportará en forma cercana a lo normal, aunque conservando rasgos perturbados".

Durante este período, "el régimen hídrico observará un comportamiento moderadamente inferior a lo normal, mientras el régimen térmico se mantendrá algo por encima de la media. Enero experimentará precipitaciones abundantes pero irregulares en la mayor parte del área agrícola. La mayor parte del agua recibida será consumida. Cuyo, el sudoeste de la Región Pampeana y gran parte del Paraguay observarán amplias áreas con sequía edáfica".

Febrero "observará una marcada concentración de las precipitaciones sobre el norte y el centro oeste del área agrícola, con excesos hídricos. Contrariamente, el sudoeste y la mayor parte del sur registrarán precipitaciones moderadas a escasas, ampliándose las áreas con sequía edáfica". Para marzo se esperan "precipitaciones abundantes en todo el norte y el centro este del área agrícola, mientras que el centro-oeste y todo el sur recibirán registros moderados a escasos, acentuándose la sequía edáfica".

De ese modo, entre las conclusiones se especifica que "el escenario descripto en este informe, basado en que tanto los vientos polares como los vientos alisios conserven intensidades moderadas, manteniendo la posibilidad de que las lluvias estivales, aunque inferiores a la media, alcancen un nivel adecuado para el desarrollo de los cultivos de la cosecha gruesa, posee una probabilidad del 80%".

A la alternativa más severa, que "los vientos alisios se potencien, causando un episodio pleno de ''La Niña'', que se extendería a lo largo de todo el verano puede asignársele una probabilidad del 15%. La probabilidad de que la actual tendencia se revierta y el sistema climático pase a un estado positivo, tipo un ''neutral cálido'' o un "Niño suave", es muy baja y pude ubicarse alrededor de un 5%".

Si bien el promedio de lluvias del 2020, con 908,6 milímetros (mm.) se encuentra dentro de los parámetros normales, al analizar la distribución de las precipitaciones se puede observar que el grueso estuvo concentrado en los primeros cuatro meses del año. Luego de ese período, sólo el mes de octubre superó con holgura los 100 mm.

Según los datos brindados desde el observatorio meteorológico local, instalado en el Aeródromo, en enero se registraron 102,1 mm.; en febrero, 78,5 mm.; en marzo, 157,4 mm.; en abril, 182,5 mm.; en mayo, 18.6 mm.; y en junio, 45 mm.

Ya en la segunda parte del año, la merma hídrica se hizo más notable, como lo atestigua la marcada caída de las lluvias. De ese modo, en julio se contabilizaron 20,4 mm.; en agosto, 13,5 mm.; en septiembre, 74 mm.; en octubre, 134,1 mm.; en noviembre, 44,7 mm.; y durante el transcurso de diciembre 38,8 mm.

En ese contexto, se advierte la complejidad de la situación si se tiene en cuenta que las pasturas se siembran durante la primavera.