Es por ello que una forma muy sana de conseguir un broceado perfecto y un aspecto mucho más saludable es comer frutas y verduras. Estos alimentos son ricos en carotenoides, con muchas propiedad saludables, que mejoran el sistema inmune y dan a la piel un color más dorado.

Un estudio recientemente publicado en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry ha demostrado que los flavonoles de las uvas también tienen un gran poder antioxidante y protegen a la piel de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta.

El frío de los meses de invierno seca mucho la piel. Según los especialistas en Dermatología, es recomendable emplear cremas hidratantes y humectantes, como aquellas que contienen glicerina, propilén-glicol, urea o lactato sódico.

En primavera, aunque el sol caliente con menos fuerza, también es necesario usar protección solar. Basta con emplear un factor del 15, si bien para exposiciones prolongadas al sol es conveniente usar factores más altos.

Es conveniente visitar anualmente al dermatólogo, especialmente aquellas personas con pieles más claras, para revisar las manchas cutáneas y lunares.

Consejos

Cuando llega el verano, también llega el tiempo de mostrar un poco más de piel ya que el clima es propicio para usar prendas más ligeras, sobre todo si vamos a estar en la playa. Como en esta época estamos más expuestos al sol, debemos conocer cómo cuidarnos.

Protector solar. Lo recomendable es utilizar a diario protección solar en todas las áreas expuestas al sol. Aplicar el producto entre 20 y 30 minutos antes de la exposición y repetir cada 2 horas, o al salir del agua.

Complementos. No olvidar utilizar otras medidas de protección como el uso de labial con FPS 15, gafas de sol y sombreros.

Ropa adecuada. Utilizar ropa ligera y clara, que cubra la mayor parte del cuerpo, para evitar la acción directa del sol.

Horario para tomar sol. Es importante intentar evitar la luz del sol desde las 10 de la mañana hasta las 16 horas, ya que en ese horario los rayos son más fuertes. Si no es posible, no olvidar protección solar, sombrero y gafas de sol.

Hidratación. Además de evitar la deshidratación tan común en verano, tomar agua permite mantener la hidratación que la piel necesita para verse suave. Para mantener la piel hidratada por fuera lo ideal es utilizar una loción refrescante en spray que se pueda utilizar durante el día.

Limpieza del rostro. Se debe limpiar el rostro dos veces al día sin falta, ya que en verano la transpiración es mayor y los poros se pueden tapar.

Exfoliación. En verano -como en el resto del año- es importante la exfoliación para eliminar las células muertas de la piel y permitir su regeneración. Esta rutina de belleza te ayudará a tener una piel suave.

Crema hidratante. Es importante utilizar una crema hidratante a base de agua tanto en el rostro como en el cuerpo, esto mantendrá la hidratación en la piel sin que por el calor se genere una película de grasa en la superficie.

Eliminar las gaseosas. Aunque estés tentada por el calor, evita consumir gaseosas, ya que éstas son unas de las responsables de la aparición de celulitis y deshidratación de la piel.

Vigilar tu piel. Si se observa algún cambio en la piel (color, textura, lunares o manchas anormales) no dudar en consultar con el médico. Si alguna alteración de la piel -estética o médica- es detectada a tiempo, hay mayores probabilidades de que los tratamientos funcionen.