"Idealmente, creo, la vida debería ser como el minué, la jiba o el foxtrot, algo que se aprende fácilmente en una escuela de baile", escribe en su diario Wilbur Rockefeller Swain, también llamado Wilbur Narciso-11 Swain, ex presidente de los Estados Unidos, desde la llamada Isla de la Muerte, antigua isla de Manhattan.

Wilbur es uno de los pocos residentes de la isla luego de la Muerte Verde, una enfermedad que arrasó con toda la población que no huyó del lugar y enfermó mucho antes de que se dieran cuenta. Wilbur escribe, en la despoblado lobby del hotel en el que vive, no para dejar constancia de su paso por la vida, sino para recordar. Recordar su nacimiento, su infancia, sus padres, pero sobre todo a Eliza, su hermana.

Instinto e inteligencia, decisión y acción, Eliza y Wilbur son hermanos mellizos, o sea dos mitades de la misma persona. Dos cerebros que trabajando en separado no son casi nada pero juntos convergen en una forma de pensar totalmente distinta. Nueva e intensa, dos soledades que se unen para no sentirse solos. Pero claro está que sus padres no piensan lo mismo y luego de someterlos a una temporada de aislación dan por hecho que son una especie de monstruos.

Quizás se han dejado llevar por su alto nivel de desarrollo o por sus rostros de cejas anchas y mandíbulas salientes. Sometidos a aislamiento, los mellizos desarrollan juntos una nueva forma de vida. "En el pasado todo los excesos dañinos de los americanos eran motivados por la soledad y no por la afición al pecado", piensa Wilbur mientras recuerda a su hermana. El deseo de volver a la unidad lo motiva a presentar un proyecto para abolir la soledad y que cada persona tengo miles de familiares. Así llega a la presidencia del "país más poderoso del mundo".

Con una trama dinámica y sencilla, Kurt Vonnegut nos habla de las dificultades de las relaciones humanas, pero sobre todo de la soledad  y del dolor por lo perdido. Y si bien "Payadas" podría ser tranquilamente una novela de ciencia ficción, alcanza con definirla como un relato humanista, profundo y cargado de significados que le lector encontrará a simple vista o siguiendo las pistas.

Cada vez que me acercó a la escritura de Vonnegut me pasa lo mismo. Tengo unos increíbles deseos de quitarme el sombrero y mostrarle toda mi gratitud. Aunque, por supuesto, yo no hago uso del mencionado elemento por lo que sólo agacho la cabeza y hago una pequeña reverencia. Vonnegut tiene el poder de hacer reír al lector con las tragedias de la humanidad. Lo trágico es punto de partida para explicar, con humor, sus impresiones acerca del amor, el dolor, la guerra, la religión o la simple estupidez humana.